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Historia del GGM

DESCUBRIENDO, DISFRUTANDO, DEFENDIENDO GREDOS DESDE 1969

Desde el punto de vista montañero, la situación de Arenas de San Pedro, Arenas a secas para los lugareños, es excepcional, no está tan cerca de la montaña como para quedar abrumada por la masa tremenda de la montaña que la domina, pero sí lo suficientemente próxima como para que el macizo Central de Gredos, que conforma su horizonte al Norte, tenga un protagonismo absoluto sobre el paisaje de esta localidad. En cualquier época del año el viajero que llega a Arenas se encuentra con el fantástico espectáculo de la sierra como telón de fondo de esta ciudad y, en los meses de invierno, cuando tras un temporal que ha sumido el valle en la bruma, amanece un día despejado con el sol radiante, el espectáculo que desde cualquier calle ofrece a los arenenses, Gredos cubierto de nieve, raya en lo increíble.

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Dicho lo anterior parece que los habitantes de Arenas deberían haber sentido desde tiempos remotos un gran interés por conocer esa sierra que día a día les ofrece su majestuosidad. Sin embargo, no ha sido así y este lugar, como tantos otros dominados por grandes montañas, ha estado dominado, durante siglos, por un terror atávico hacia esa montaña con la que convivían, cosa que se traducía en una falta de interés por su conocimiento. La consecuencia de esta situación es que, pese a unos tímidos intentos producidos al principio del siglo XX, se llegase a la mitad del mismo sin que en Arenas hubiese un montañero en el sentido que, actualmente, consideramos como tal.

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Hacia 1950 las cosas empiezan a cambiar. Grupos de jóvenes arenenses empiezan a subir a la sierra y a escalar los picos y vías más sencillas del Galayar y del Circo de Gredos, participan en los campamentos que la O.J.E. organizaba en la zona norte de Gredos y algunos sienten un interés especial por saber algo más sobre su sierra. A uno de estos campamentos asiste un joven que iba a convertirse en el primer arenense que escalara el Torreón de los Galayos, cima mítica para el montañismo castellano pero cuyo nombre se asociaba en Arenas con terribles peligros.

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En una de las excursiones que llevaban a cabo desde el campamento asentado en las cercanías de la Laguna Grande de Gredos, se acercaron al Galayar, donde nuestro amigo y paisano formó parte de una de las cordadas que ascendieron al Torreón ese día. La semilla del montañismo estaba echada, pero dado el escaso número de personas interesadas y los problemas de todo tipo que se encontraban, el desarrollo era lento.

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En 1959 dos arenenses forman lo que sería la primera cordada de escaladores de la región, subiendo a bastantes riscos de Gredos, e incluso se atreven a realizar las primeras acampadas invernales, supeditados al rudimentario material con que entonces se contaba.

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Por fin, en 1964, una cordada de escaladores arenenses sube al Torreón y parece que consigue romper los mitos seculares que rodeaban a ese risco, denominado también por los lugareños como El Pilón.

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Paralelamente, a principios de los sesenta, un grupo de jóvenes que tenían su sede en la Acción Católica, bajo la tutela de un sacerdote, gran persona, destinado en Arenas por aquel entonces, iniciaban lo que para ellos sería un escape maravilloso en la vida, que en aquellos tiempos les ofrecía pocas alternativas, pero todas ellas vividas intensamente. Sus excursiones colectivas a la sierra eran épicas, tanto en invierno como en verano. Se hacían marchas nocturnas a La Mira, se cansaban en recorridos interminables…, mil anécdotas se podrían contar de aquellos tiempos.

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Inevitablemente ambos grupos, unos con sus ideas otros con su entusiasmo empezaron a intimar y a salir juntos a la montaña. Gredos se convirtió en su tercera casa; aclararemos lo de tercera casa: la primera era la natural de cada uno, la segunda el Centro de Acción Católica donde se reunían, comentaban y preparaban sus excursiones, y la tercera, juntando las ideas y el entusiasmo, la montaña, que era para ambos grupos su pasión principal. Con la unión de esos dos grupos se puede considerar que ha nacido el Grupo Gredos, aumenta en Arenas el número de jóvenes atraídos por la montaña, empiezan a recorrer otros macizos montañosos y sienten la necesidad de organizarse oficialmente. Pero no iba ser fácil y les llevaría tiempo conseguirlo.

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El grupo de montañeros arenenses estaba ya totalmente comprometido en la actividad montañera e incluso utilizaban la denominación de Grupo Gredos para referirse al colectivo. No obstante, tenían un problema: las dificultades para la legalización del Grupo parecían insalvables. La normativa legal para crear todo tipo de asociaciones -y las deportivas no eran excepción- era muy estricta, exigiéndose en este caso un número inicial de socios que, en Arenas, en aquella época, era imposible reunir. Los intentos realizados ante la Federación Castellana de Montañismo no habían dado ningún resultado. Se buscó la fórmula alternativa de integrarse como Sección de Montañismo en un Club ya existente, y en este sentido se realizaron contactos con el Deportivo Arenas Club de Fútbol, pero las pretensiones de la directiva del mismo se consideraron totalmente inaceptables, ya que se comprometía la independencia del Grupo al quedar sometidos a la disciplina de dicha directiva. Sin embargo, este problema no afectaba en absoluto a la práctica constante de la actividad montañera por parte de los integrantes del Grupo, que continuaban saliendo asiduamente a la montaña.

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Corría la última decena del mes de julio de 1969, cuando un grupo de estos montañeros arenenses, cinco en total, se disponía a pasar una semana en la Laguna Grande de Gredos, acampar en los prados que la rodean y desde allí realizar distintas excursiones por las cimas del Circo y Cinco Lagunas, para después regresar, cruzando la sierra hasta La Mira, Los Galayos y Nogal del Barranco, bajando desde allí hasta Arenas, su pueblo. Su principal motivación era el escalar y ascender al mayor número de cimas que fuera posible y realizar también diferentes travesías. Este grupo de amigos era el pequeño núcleo más representativo del grupo que practicaba el montañismo desde hacía varios años. No suponían que esta excursión les serviría para conseguir lo que desde hacía varios años estaban intentando: el ilusionante proyecto de federarse y pasar a formar parte de la Federación Castellana de Montañismo y así conseguir que ese grupo de amigos se transformara en el GRUPO GREDOS DE MONTAÑA.

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A efectos federativos la composición de este grupo de amigos arenenses era de lo más variopinto, ya que tres de ellos, que por razones de estudio o trabajo residían en Madrid, estaban federados, pero para ampliar más la diversidad de conocimientos y amistades, cada uno de ellos lo estaba en una sociedad distinta, siendo estas el Grupo Deportivo Navacerrada, la Sociedad Deportiva Excursionista y los Grupos Universitarios de Montaña. Los otros dos componentes del grupo que residían Arenas no estaban federados.

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Habían salido temprano de Arenas y fueron en taxi hasta la Plataforma. Este taxi y su conductor eran como del Grupo pues, como tenía siete plazas, nos venía estupendamente para estas salidas en grupo. El taxista, al que siempre recordaremos, era Ángel de la Fuente, más conocido en nuestro mundillo como Ángel “Pica”. A media mañana el grupo ya se encontraba en los alrededores de la Laguna. Para algunos de los que iban fue un contratiempo encontrarse con que el lugar donde tenían pensado acampar (la pradera donde ahora está la señal para el aterrizaje de los helicópteros) estaba ocupada por un campamento, con sus tiendas agrupadas en círculo, de modo que montaron las dos tiendas que llevaban antes de llegar al arroyo que baja del charco de la Esmeralda.

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Tras montar las tiendas, y antes de guardar en ellas todo el equipo, se prepararon un refrigerio con alguna cosilla para “picar” (alguno de este grupo tenía fama de “tripero”) y así combatir el cansancio y el sudor que traían por el esfuerzo realizado al transportar aquellos macutazos, que se vieron incrementados de peso con los haces de piornos recogidos en la bajada de los Barrerones, para con ellos cocinar y calentarse a su fuego en las veladas nocturnas. Según estaban tomando este refrigerio vieron salir del campamento situado al otro lado del arroyo a una persona con un morralillo a la espalda. Como el sendero pasaba junto al lugar donde se encontraban, pronto, al acercarse, pudieron distinguir su fisonomía. Entonces uno del grupo dijo:

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– Mirad, me parece que ese es el nuevo Presidente de la Federación Castellana de Montañismo.

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Al llegar donde se encontraban les saludó, e inmediatamente le ofrecieron compartir el pequeño refrigerio, invitación que él aceptó encantado, y surgió el diálogo. Y allí mismo, junto a la Laguna Grande de Gredos, como fruto de esa conversación, se consiguió la legalización de la Sociedad Grupo Gredos de Montaña. Digamos que allí nació el Grupo Gredos.

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Sorprendentemente, bastaron unas pocas palabras para que todos nuestros problemas para federar el Grupo se diluyesen como una tormenta veraniega. Pepe Casado, que efectivamente era Presidente de la Federación desde hacía pocos meses, era una persona de gran humanidad y nos dio sobre la marcha la fórmula para esquivar todos los obstáculos burocráticos, integrando al Grupo como adherido a la propia Federación. Nuestra conversación fue muy concreta:

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– ¿De dónde sois?

– De Arenas de San Pedro.

– ¿Y hay allí mucha afición a la montaña?

– Sí, mucha. Desde siempre.

– Qué raro, no me ha dicho nada el Delegado de la Federación en Ávila. Mirad, pasaos por las oficinas de la Federación en Madrid y haced esto…

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Quedaron todos enormemente contentos, al fin veían realizado un viejo sueño. Poco después se cumplimentaban las licencias de los primeros socios. Después vendría la redacción de los primeros estatutos, pero en ese momento se veía conseguido lo que tanto se había anhelado a lo largo de los últimos años.

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Pero hubo más. El campamento que estaba instalado al otro lado del arroyo, y de donde venía Pepe Casado, resultó ser una Reunión Nacional de Montañeros organizado por Educación y Descanso y estaba dirigido por monitores de la Federación Castellana, por lo que inmediatamente Pepe Casado invitó al grupo a integrarse en el mismo en representación de la Provincia de Ávila. Alguno estuvo un poco remiso a juntarse en tan numerosa reunión, pero su recelo pronto se vio que no tenían fundamento pues la acogida, al saber que éramos montañeros de la tierra, fue estupenda.

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Rápidamente congeniaron con todos los participantes, especialmente con el grupo de granadinos. ¿Por qué llamarán a nuestra tierra la Andalucía de Ávila? La participación en esa Reunión Nacional, representando a nuestra provincia, fue la primera vez que el Grupo Gredos intervino en una actividad federativa.

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Quedaban más sorpresas. La participación en ese campamento llevó aparejada la entrega por Enrique Menacho, tesorero de la Federación, intendente general del campamento, tres cajas de comida impresionantes. Acabar con su contenido fue “un duro trabajo añadido”. Fueron unos días extraordinarios para todos, tanto por la alegría inicial como por la convivencia con montañeros de toda España.

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Hay que citar también a José Monter, Secretario de la Federación, que junto con los antes citados formó el trío que solucionó todos los problemas de la creación del Grupo Gredos. A Pepe Casado le dedicó el Grupo Gredos su VII Fiesta de la Montaña, junto con el sacerdote D. Julián González de la Fuente, celebrada en el mes de diciembre de 1989, cuando se cumplían los veinte años de la fundación. El Grupo no olvida a estas personas que tanto hicieron por el montañismo arenense.

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Al finalizar el campamento los organizadores nos invitaron a una comida de hermandad en el Parador Nacional de Gredos, pero los arenenses no pudieron asistir, con gran sentimiento por su parte, sobre todo de uno, ya que estaban citados con otro grupo de Arenas en Los Galayos. De modo que cargaron los morrales, que pesaban más que a la ida, y llenos también de ilusiones ante las perspectivas que se habían abierto, emprendieron el camino de los Campanarios, Los Pelaos y La Apretura, dejando en varios escondites gran cantidad de latas de conservas sobrantes que fueron bien aprovechadas posteriormente. El remate fue que, al día siguiente, junto con el grupo que había subido de Arenas, se lograse el increíble récord de que nueve arenenses escalaran el Pequeño Galayo por diferentes vías.

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Dos meses más tarde, en septiembre, dos representantes del Grupo asistían por vez primera a la Asamblea Anual de la Federación celebrada en Segovia, especialmente invitados.

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Básicamente, el Grupo Gredos se articuló sobre un grupo de personas que practicaban la escalada y el montañismo, por lo que inicialmente el objetivo de sus componentes era escalar y dar a conocer en Arenas todos los riscos de “su sierra”, Gredos, y, por otra parte, participar en todas las actividades organizadas por las distintas federaciones regionales y sociedades nacionales, con el fin darse a conocer por todo el ámbito montañero nacional. En este orden de cosas, en 1972 se consigue organizar, bajo los auspicios de la Federación Castellana de Montañismo, la 1ª Travesía del Grupo Gredos, con un recorrido inédito por la zona de los Galayos, de gran belleza que, desde entonces, se ha seguido realizando todos los años. Quedan invitados a realizarla todos los montañeros que lean estas notas, en la seguridad de que disfrutarán de una gran jornada montañera.

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Pronto, en la labor divulgativa que se realizaba en nuestro pueblo, se advirtió la necesidad de iniciar a los más jóvenes en la práctica del montañismo, por lo que en 1974 se organizaba el 1º Campamento Infantil y Juvenil, que pronto se convirtió en una cita obligada para conocer Gredos en el verano arenense, cantera indiscutible de futuros montañeros y que también se continúa realizando en la actualidad.

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Las actividades sociales de todo tipo no cesaron y así, en 1975, se inicia la edición de una revista y un cine-club. En 1983 se comienza con la Fiesta de la Montaña, actividad de gran aceptación popular que se continúa celebrando en la actualidad. Cada año se dedica a una personalidad en el campo del montañismo o la ecología y durante una semana se realizan proyecciones de actividades montañeras, por lo que en Arenas se han dado cita todas las grandes personalidades españolas en el campo de la escalada de alto nivel.

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Practicar el esquí en Gredos no es cosa fácil ya que, afortunadamente, no existe ninguna estación invernal, pero esa aparente dificultad ha sido superada con creces por los miembros del Grupo que, desde 1980, se lanzaron al dominio del esquí de travesía y que, tras vencer las dificultades iniciales, se han convertido en maestros de esa especialidad.

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El conocimiento exhaustivo de la sierra de Gredos ha seguido siendo una preocupación presente en el ánimo de todos los componentes del Grupo Gredos, y en este campo hay que destacar la creación, junto con las otras dos sociedades más representativas de la provincia de Ávila, el Grupo Almanzor de Ávila y el Grupo Mirlo de Sotillo de la Adrada, el “Trofeo 10 Cumbres de Gredos”, en 1992, con el que durante varios años se ha estimulado a todos los montañeros abulenses a subir cada año a diez cimas distintas de la cordillera. Cuando se acabaron las cimas se establecieron portillas, y así se continúa.

Además de recorrer la sierra de Gredos, los montañeros arenenses han dirigido sus pasos a todos los macizos montañosos a su alcance. Primero, los españoles, y así, en 1969, ascendían al Monte Perdido y Vignemale en los Pirineos. En 1970 le tocaba el Turno a los Alpes, siendo la Tour Ronde el primer 4.000 escalado. Pronto, en 1980, les tocaba el turno a las cimas africanas y, así, un numeroso grupo de arenenses, subía al Toubkal en el Atlas marroquí, al que luego seguiría el que durante muchos años sería la máxima altura alcanzada por un miembro del Grupo, en 1983, cuando una arenense subía al Kilimanjaro. En 1989 un buen grupo de arenenses se dirige a los Andes peruanos, donde escalan varios nevados y, especialmente, el Huascarán, que con sus 6.770 m, se convierte en el nuevo récord.

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En la década de los 90 las montañas de los cinco continentes han sido pisadas por arenenses, superando escaladas de alta dificultad en roca, como en Yosemite, y las cimas más altas de La Tierra, destacando que el año 1992 dos arenenses formaron parte de una expedición al Karakorum, consiguiendo escalar el Broad Peak, de 8.042 m, que ha sido el primer 8.000 escalado por un castellano-leonés. Finalmente, la primera década de los 2000 ha empezado con un éxito deslumbrante, ya que un arenense, integrado en una Expedición Castellano Leonesa, ha conseguido superar la cima del mítico Everest, la cumbre más alta del Himalaya y del mundo. En agosto de ese mismo año otros cuatro miembros del Grupo coronaron con éxito la cumbre del Elbrús, en la Cordillera rusa del Cáucaso.

 

Ya en el nuevo milenio, el Grupo Gredos se atrevió con el desafío de organizar la XXVIII Reunión y Marcha Nacional de Montañeros Veteranos. Creemos que nunca una sociedad radicada en una población como Arenas de San Pedro se había atrevido a realizar tamaña empresa, pero a los montañeros arenenses nos gustan las dificultades, de modo que nos lanzamos a esta aventura con todo nuestro empeño y creemos que, aunque pasada por agua el día anterior, se disfrutó el 13 de octubre de 2001 de una bella jornada montañera, que a más de uno haya animado a volver por nuestras tierras.

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